A través de las experiencias vividas al recorrer las vías pecuarias practicando deporte, disfrutando de su cultura y de las gentes que las usan, disfrutamos de sus paisajes naturales y de su historia.
Ilustración LIFE Cañadas: Lourdes Berzas. Loubé
Estos recorridos son la conexión entre culturas locales de los distintos pueblos que las usan, mantienen y muestran al viajero su patrimonio cultural, arquitectónico , tradiciones, artesanía, diversidad gastronómica, etc… cuya conservación y recuperación es una prioridad tanto para no perder la herencia cultural de siglos como para el turismo rural y ecoturismo.
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La cultura trashumante puede generar beneficios económicos para pastores y pueblos gracias a su folklore, gastronomía y artesanía de altísimo valor, por ello están reconocidas como “Bien de Interés Cultural” y propuestas como “Patrimonio de la Humanidad” por la UNESCO.
Los paisajes culturales de la trashumancia atesoran un altísimo valor añadido. Una rica herencia de la simbiosis sociedad – naturaleza que contribuye al desarrollo sostenible del medio rural. Integran actividades en espacios naturales con rutas históricas, poniendo a nuestro alcance la capacidad de disfrutar simultáneamente de la diversidad natural y cultural vinculada a las vías trashumantes y los “caminos naturales” asociados a ellas.
Las vías pecuarias, nos regalan bienestar psicológico de conexión con la naturaleza, salud física y mental, lo que nos une como seres vivos al mundo natural y entre nosotros.
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